Un melón, si me preguntas.
Como escritora tengo mi postura clara, como persona más aún. No creo que la Inteligencia Artificial vaya a sustituirme, creo que me va a facilitar mucho la vida si, y solo si, pasan dos cosas que son muy importantes:
- Sé usarla
- Soy honesta con el uso que hago de ella
Con este contexto os cuento mi versión al respecto.
Aunque la IA puede ser una herramienta poderosa para los escritores, su rol debe entenderse como un complemento y no como un sustituto del talento creativo del ser humano. Personalmente es una valiosa herramienta que me permite agilizar procesos pero que nunca podrá reemplazar la esencia y autenticidad de la creatividad humana. Mucho menos la mía, que vaya cabeza creativa tengo 😛 (permitidme insertar licencias creativas alagando de vez en cuando. Algo que, por cierto, no haría la IA. Bueno, tal vez si se lo ordeno así…)
La creatividad: el reto ético en el uso de la Inteligencia Artificial
La escritura es un acto profundamente humano. Se basa en experiencias, emociones y percepciones individuales, y es esta mezcla única de factores lo que hace que cada obra literaria tenga su propia voz.
La IA, por otro lado, aunque capaz de generar texto de manera coherente y estructurada, no tiene ni emociones ni experiencias personales. Es esta falta de una perspectiva emocional y única lo que limita su capacidad para crear textos que capturen las complejidades y matices que una mente humana puede expresar.
Empezamos por las emociones y las sensaciones (si te interesa este tema, echa un vistazo a esta masterclass).
La IA no tiene la habilidad de comprender los sentimientos o las experiencias humanas. Los algoritmos que la entrenan se basan en datos, pero carecen de capacidad para interpretar el dolor, la alegría, el amor o la pérdida de una manera que pueda reflejarse en la escritura. Puedes entrenar a tu IA para que adapte un cierto tono, un determinado lenguaje, pero no para que aporte esos matices que dan calidad a la escritura.
Las mejores obras literarias no solo cuentan una historia; resuenan con el lector, conectan con emociones profundas y reflejan aspectos de la vida humana que solo pueden ser captados por quien los ha vivido.
En este sentido, entendemos a la IA como una herramienta valiosa para superar bloqueos o estructurar ideas, pero al final, su papel debe ser limitado.
Un escritor puede beneficiarse de una IA para organizar tramas, revisar gramática o buscar sinónimos, pero la IA nunca debe ser la principal fuente de creatividad en una obra literaria. Al igual que un diccionario o un libro de referencia, la IA es una herramienta que ayuda a mejorar determinadas partes de la escritura más automáticas, pero nunca reemplaza el origen de las ideas.
¿Puede la IA ser una compañera de escritura? A mi parecer puede serlo. Otra fuente en la que apoyarte, como en Google, amigos o profesores (sin que esto quede como una escala, por supuesto, la opinión de otros colegas será mucho mejor y más contrastada que la de una herramienta)
El riesgo de una creatividad uniforme
La inteligencia artificial aprende a través de la exposición a grandes cantidades de datos. Los modelos de lenguaje se entrenan en millones de páginas de texto para poder replicar patrones y estilos. Sin embargo, esta amplitud de datos plantea un problema de homogeneización. ¿Vamos a empezar a escribir todos igual? Si no usas bien la IA, puede que sí.
Porque la Inteligencia Artificial tiende a replicar los estilos, temas y estructuras más frecuentes en los textos de referencia, lo que puede llevar a una uniformidad en el contenido generado.
Aunque es capaz de combinar frases y estructuras en formas aparentemente únicas, carece de la capacidad para innovar de manera genuina. La creatividad humana puede encontrar inspiración en lugares inesperados, romper moldes y crear nuevas formas narrativas. La IA, sin embargo, está limitada por el alcance de sus datos de entrenamiento y, en el mejor de los casos, solo puede imitar.
Por eso, si te dedicas a escribir y lees mucho, es fácil que acabes viendo cuándo un texto está copiado y pegado directamente de una herramienta. Esto no es ayuda o asistencia al escritor, esto es pasar de todo y querer hacer ver que has creado un texto cuando no es así.
Cabe destacar que por mucho que tengas una IA personalizada, yo la tengo, lo que obtengas de ella nunca debería usarse sin contrastar o revisar. Mucho menos intentando dar a entender que ese texto es de tu creación. O sí, si quieres quedar de mal escritor.
La capacidad humana para experimentar con la estructura narrativa, para romper con las convenciones y para explorar nuevos géneros y formas estilísticas es lo que enriquece la literatura. La creatividad humana trae frescura y novedad, mientras que la IA, en su mejor esfuerzo, sólo puede ofrecer una repetición refinada de lo que ya se ha hecho.
Ética en la atribución del trabajo: ¿quién es el verdadero autor?
La autoría de una obra literaria no se limita al hecho de escribir palabras en una página; implica también el desarrollo de ideas, la creación de personajes y la construcción de una narrativa única. Cuando se usa la IA, surge un dilema ético importante: si un texto ha sido generado en su mayoría por una máquina, ¿es correcto que una persona se adjudique toda la autoría?
Al estar en pleno auge de este tema, hay flecos que cortar, pero aunque actualmente los derechos de autor reconocen al usuario de la IA como el propietario legal de la obra, la ética de reclamar la autoría total en un texto que en gran medida ha sido generado por una máquina es cuestionable.
Es importante que como escritor ses transparente en cuanto al uso de la IA en tus procesos creativos, reconociendo su papel como herramienta de apoyo y no como el origen de la obra.
Una cosa es pedirle a la IA que te ayude a preparar un plan de escritura, a medirte los tiempos, a contarte las palabras, incluso a buscar sinónimos o referencias, que pedirle que te saque un párrafo o un diálogo entre tus personajes. En este caso, se debería hacer alusión al uso de la herramienta como creadora también, dejando ver que es una obra híbrida entre un escritor humano y una herramienta de inteligencia artificial.
¿Cómo aplicar IA en la escritura de manera eficiente?
A pesar de las limitaciones y los dilemas éticos, la inteligencia artificial tiene un gran potencial como herramienta de apoyo en la creación literaria. Utilizarla de manera adecuada y ética puede convertirla en una ayuda eficaz para los escritores, especialmente en las siguientes áreas:
Búsqueda de información
En la fase de planificación, la IA puede ser una gran aliada para encontrar datos precisos y relevantes. Desde información histórica hasta detalles científicos, la IA puede ayudar a los escritores a documentarse de manera rápida y eficiente, brindando una base sólida para el desarrollo de sus ideas. Aunque siempre se debería contrastar la información que te aporta este tipo de herramientas.
Organización y aprendizaje
La IA puede ayudar a los escritores a estructurar sus obras, organizar tramas y subtramas, o incluso ofrecer sugerencias sobre técnicas narrativas. También puede ser una excelente fuente de conocimiento sobre patrones literarios y estructuras de trama que enriquecen el proceso creativo.
Soporte en la escritura
La IA puede puede proporcionar sinónimos y resolver dudas lingüísticas, facilitando una revisión rápida y eficiente, que posteriormente debería pasar por un corrector profesional, y humano.
Una herramienta para facilitar el proceso creativo
Puede ser una fuente de inspiración cuando un escritor se enfrenta a un bloqueo creativo, ofreciendo ideas y organizando pensamientos. Aunque no sustituye el proceso creativo humano, puede ofrecer el “empujón” necesario para desbloquear la mente del autor.
Lo que más me gusta es el ahorro de tiempo. Automatizar tareas tediosas como la revisión gramatical o la organización de oraciones permite a los escritores centrarse en los aspectos más creativos y personales de su obra. Este ahorro de tiempo es especialmente valioso en proyectos largos y complejos.
Apoyo para escritores principiantes
Hay herramientas que pueden ser muy útiles para un aprendizaje eficaz para los que comienzan en el mundo de la escritura, ayudándoles a mejorar su técnica, a aprender nuevas estructuras y a ganar confianza en su habilidad para escribir.
La inteligencia artificial tiene un lugar valioso en el proceso de escritura, pero siempre debe verse como un complemento y no como un reemplazo de la creatividad humana. La capacidad de reflejar emociones, experiencias y perspectivas únicas es exclusiva de los seres humanos y es lo que da vida y autenticidad a cada obra literaria. La IA puede agilizar el trabajo, apoyar en la organización y resolver dudas técnicas, pero nunca debe ser el motor principal detrás de una obra literaria.
Al final, el valor de una obra reside en la conexión que crea con el lector, en su autenticidad y en su capacidad para evocar emociones profundas.
El uso responsable de la IA puede abrir nuevas posibilidades en la escritura, pero siempre debemos recordar que es la mente humana la que infunde alma a las palabras. En última instancia, la escritura es una expresión de humanidad, y aunque la IA puede ayudar en el camino, es esencial que el autor mantenga el control creativo y preserve la esencia humana en su obra.
Luli Borroni